En una época no muy lejana, solían ser una cuestión de extrema confidencialidad las relaciones y experiencias que cada uno mantenía en su esfera privada.
Consecuentemente, al adquirir publicidad los actos que realizamos en la intimidad, se realizan juicios que (en amplia mayoría) distan de corresponderse con la personalidad de uno. “Éste hizo esto… entonces es esto”. Sin embargo, entiendo que no es apropiada la aplicación de este método, pues resulta imprudente adoptar reglas lógicas para explicar la conducta de las personas.
Ahora bien, en comunidades relativamente pequeñas como la de GV y tantas otras, el boca a boca sufrió el efecto arrasador de las tecnologías. Tornándolo en: celular a celular.
Su aparición en la vida cotidiana de los vecinos, no sólo implica el costo económico por utilizar dicho servicio telefónico. Sino también, el alto precio que pagan ante la sociedad quienes se ven involucrados en esa transferencia multimediática.
Así las cosas, sobre la mesa están en juego la LIBERTAD de unos pocos y el HONOR de muchos más.
1 comentario:
muyyy d acuerdo
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