miércoles, 9 de mayo de 2012

SÉ OTRA COSA


De pasada la admiraba. Quería estar ahí, formar parte de ella. Pero murió en eso: el simple deseo de un niño que vivía en el campo, pegado al puesto de la policía caminera. La veía inmaculada. Ajena a la incalculable cantidad de casos de piratas del asfalto que acechaban por los 90´s a ese temible cruce de la 188, 33 y 226. Pero quién se iba a atrever a inyectarle la dosis de realidad al “crío”. Nadie. Ya se le va a pasar, habrán dicho.
Jardín, primaria, secundaria y de golpe… la universidad. No se discutió. Me sentaron un domingo de madrugada en la primera fila de un Pullman General Belgrano y marche a Buenos Aires. Era la primera vez que visitaba la metrópoli. Era tiempo de tomar decisiones, de ser responsable. Y allí la primera con una brusca frenada del colectivo. ¿Esto es Retiro? Había escuchado de una estación inmensa, con un mundo de gente circulando en su interior. Tan sólo un par bajó. Asumí que era Liniers y seguí. Seguimos.
Pise suelo porteño y todo cambió. Por tres años creí en mi vocación de abogado, de pelear por las injusticias y desistí a pesar de todo. Y de todos.
“Sé vos”, escuché de varios y por momentos también recordé la letra de una canción de rock titulada de igual manera. No eran momentos para titubear y aquél viejo sueño de ser parte de un cuerpo policial y corrupto ya estaba bien enterrado en el pasado.
Y hoy lo sigo buscando. Quiero ser alguien, otra cosa. Quiero ser periodista. A pesar de todo. Y de todos.