martes, 27 de octubre de 2009

Peligro, colectivo suelto


Que lo parió. Ya no alcanzan patrulleros, helicópteros, bicicletas, motonetas y caballería montada para frenar esta ola de inseguridad, que debemos apelar a otra división motorizada de la Federal.
Cuenta la historia que una señora de unos jóvenes 82 pirulos iba caminando plácidamente por el barrio de Palermo, cuando sorpresivamente fue atacada por un malviviente que le sustrajo una bella y reluciente cadenita de oro. Furiosa y desconsolada, en vez de apelar a un mar de lágrimas, la doña estalló en un grito ensordecedor que provocó la huída del guachín. Quien, sonriente y en actitud repudiable se colocó la bijouterie en su cuello, provocando la ira de la pituca señora. Que te cuento que el mostro no se dio cuenta que era sábado, y comenzó a correr por el medio de la transitada Avenida Santa Fé. Pasó una moto, todo bien. Esquivó a un par de carros, y el tipo se sentía un goma bárbaro. Hasta que apareció un bondi de entre las tinieblas, portando en su frente el number 93. Pin pam pum, y hasta nunca mi amigo. Ahora bien, muchos se quejan del deplorable y obsoleto servicio público de transportes nacional. ¿Y qué me dicen después de este conmovedor y movilizante relato, de su sobresaliente efectividad en la lucha contra el crimen?

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